Hubo un tiempo “no tan lejano”, en el que regalar a un profesor al final de curso, consistía básicamente, en meterle en la mochila al niño o niña, una manzana roja. Si uno se ponía espléndido, quizás añadía unos higos secos, unas almendras o, si había confianza, un bocata de chorizo que “se le había quedado solo en casa”.
Los detalles eran sencillos, espontáneos y muchas veces comestibles. Porque, claro, si el profesor no lo quería… ¡al menos te lo podías comer tú en el recreo!
Pero como todo en la vida, la cosa ha evolucionado. Ahora, al llegar junio, no solo se entregan diplomas y se aprueban exámenes. No, no: se abre la temporada oficial de los grupos secretos de WhatsApp titulados con nombres dignos de misión de espionaje: Regalo Profe, Operación Sorpresa Final, La Última y Regalamos. Y ahí, padres y madres se convierten en auténticos estrategas de logística, marketing y diseño, todo para acertar con el detalle perfecto.
Y es que los tiempos cambian, y con ellos las expectativas. Por eso, para quienes estén buscando ideas originales (y no caer en el clásico boli que se queda sin tinta antes de septiembre), aquí va una guía imprescindible de ideas para regalar e ideas para hacer regalos para profesores. Desde detalles personalizados hasta experiencias para desconectar después de un curso de supervivencia educativa, ¡hay para todos los gustos!

Hoy en día, regalar fruta se ve como algo casi poético, pero si apareces con una cesta de plátanos y naranjas, lo más probable es que te miren como si fueras a montar un puesto en el mercadillo. ¿Significa esto que hemos perdido la esencia? No necesariamente. Lo que hemos ganado es intención, creatividad y, sí, también un poquito de presión social. Porque nada une más que el miedo colectivo a regalar lo mismo que la clase de al lado.
Y ojo: también hay anécdotas. El año pasado, una clase regaló una suscripción a una app de meditación al profe de Educación Física. Dicen que nunca la usó, pero solo porque prefirió salir a correr para relajarse. Ironías de la vida.
Lo cierto es que, más allá del regalo en sí, lo que cuenta es el gesto. Y si viene envuelto en una sonrisa y en la complicidad de un curso compartido, mejor que mejor.
En resumen: da igual si es un regalo gourmet, un dibujo con purpurina o una tarjeta firmada por todos. Lo importante es agradecer. Aunque, si puedes evitar el perfume barato o la figura de cerámica con forma de búho, probablemente tu profe te lo agradecerá también.